lunes, abril 05, 2010

Aceites vegetales

Creo que ya va siendo hora de actualizar y subir algunos apuntes más, que tengo ésto un poquito abandonado, con las vacaciones.
Hoy le toca a los aceites vegetales, pues son ingredientes imprescindibles, en casi todas las mezclas y creo que es importante conocerlos bien y diferenciarlos, para aprovechar todas sus propiedades.

Aceite de jojoba : no es realmente un aceite, sino una cera líquida y por su estructura, muy similar a las grasas de nuestra piel, es ideal para equilibrar tanto pieles con problemas de sequedad como pieles con exceso de sebo. Por ello, y a pesar de ser una textura de aceite, no solo no engrasa, sino que regula éste tipo de pieles. Ésta característica también lo hace ideal para tratar cabellos, con exceso de grasa.
También se encuentra indicado, en el tratamiento de la piel tras el afeitado o la depilación, pues ayuda a eliminar la irritación y rojeces producidas, por agresiones de éste tipo.
No es comedogénico, es decir, no obstruye el poro, ni favorece la aparición de granos, imperfecciones y en algunos casos, acné.

Aceite de onagra: o de prímula, posee en su composición, una gran riqueza en aceites grasos esenciales, como linoleico, oleico, esteárico, etc., lo que le hace muy indicado para tratar problemas de piel como:
Eccema; en especial de tipo atópico, pues su aplicación ayuda a reducir los picores y el enrojecimiento, así como la descamación excesiva de la piel.
Acné; pues al igual que la jojoba, ayuda a disolver los acúmulos de grasa en el poro.
Problemas de sequedad, por su capacidad para retener la humedad en la piel.

Aceite de aguacate: aceite rico en ácidos grasos esenciales. Es muy adecuado en tratamientos para la piel, por su capacidad de penetración y rápida absorción, lo que le hace un vehículo ideal para la dilución de aceites esenciales y principios activos.
No es comedogénico.

Aceite de almendras: indicado en pieles secas y castigadas, por su alto poder de hidratación. Su uso ayuda a evitar la aparición de estrías, y a reducir las ya existentes, mejorando el estado y la elasticidad de la piel.

Aceite de rosa mosqueta: posee un alto contenido en aceites grasos esenciales, lo que le hace ideal para la regeneración celular. Se utiliza, con muy buenos resultados, en tratamientos contra las manchas, pues actúa redistribuyendo la pigmentación de la piel y ayuda a reducir las cicatrices.
Se aconseja su utilización por la noche, pues puede producir fotosensiblidad.

Aceite de argán: de origen marroquí, es el aceite ideal para el cuidado de la piel, el cabello y las uñas.
Se utiliza como antiséptico y fungicida natural, protege contra las agresiones externas y ayuda a restaurar la capa hidrolipídica de la piel. Aporta elasticidad y resulta ideal en tratamientos antienvejecimiento, por su alto contenido en vitamina E.

Aceite de germen de trigo: rico en vitamina E, se utiliza como antioxidante y en fórmulas para pieles maduras y con necesidad de hidratación en profundidad, así como en pieles agredidas por el sol y las agresiones externas.
No es comedogénico.

Aceite de avellana: gran riqueza en vitamina A y E. Recomendado para pieles secas y sensibles, posee propiedades reafirmantes de la piel y por su textura ligera, posee una rápida absorción, lo que resulta ideal en tratamientos faciales y corporales.
No es comedogénico.

Aceite de semilla de uva: posee un alto contenido en antioxidantes, como son la vitamina C,D y E, que aportan elasticidad a la piel y la protegen frente a las arrugas.

Aceite de caléndula: se utiliza para mejorar la textura de la piel escamada, reseca y agrietada.
Mejora la circulación cutánea y ayuda a desinflamar y desematizar los tejidos.

Aceite de hipérico: o hierba de San Juan, se elabora por maceración de las flores de hipérico en un aceite base, normalmente, aceite de oliva. Posee propiedades cicatrizantes, lo que le hace ideal para el tratamiento de heridas, quemaduras, llagas.

Aceite de coco: éste aceite, en lugares fríos se suele presentar de forma sólida, similar a la manteca, pero en los meses más calurosos lo encontramos en su estado líquido. A pesar de ser un aceite “duro”, resulta muy fluido y fácil de aplicar, posee propiedades hidratantes y suavizantes de la piel y el cabello.
Aplicado en el cabello durante la exposición solar, ayuda a proteger la fibra capilar de las radiaciones, y agresiones como el cloro y la sal, suavizando y aportando brillo.

Manteca de Karité: se trata de una manteca, no un aceite, pero al igual que éstos, se obtiene por extracción de las semillas de su fruto.
Procede de un árbol autóctono, de la zona central de África y es muy rica en ácidos palmítico, esteárico, oleico y linoleico.
Protege y trata la piel descamada, irritada y seca, por su alto poder nutritivo. Ayuda a proteger la piel y el cabello de las radiaciones UVB y UVA, así como de las agresiones externas, como el agua salada o clorada y los climas fríos y secos.
No es comedogénica.

1 comentarios:

Esto es Moda dijo...

Es alucinante¡¡, muy completo e interesante.........me dan ganas de utilizarlos todos¡¡¡